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Al fin y al cabo, son sólo niños perdidos que nosotros perdimos con los años, pero que alguna vez conocimos al reconocernos en el espejo, al fin y al cabo ellos nunca se reconocieron, asi que tal vez no estén tan perdidos, porque nunca lo tuvieron, si en realidad nunca tuvieron un reflejo más que el de un espejo rasgado, que sólo vomitaba una imagen desdibujada de una infancia desconocida.
Niños nunca perdidos, sin una wendy que los acune hasta hundirse en un sueño que los alivie, niños no perdidos, que entre las Piernas de Nunca Jamás, merodean movidos por la inercia de la supervivencia.
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