20 abr 2008
fantasmas
y se esconden al anochecer
de los diurnos fantasmas de ojos vacios y pasos rápidos
de puertas de bancos que se cierran en sus talones.
de horas pico
y nudos de avenida.
atrapados en el azul marino de trajes oxidados.
y se esconden al anochecer
cuando los faroles se apagan.
y juegan
a las damas sin rouge
y sin tacones.
juegan sin mas normas que las que les dicta el viento.
al anochecer se esconden,
y en verdad SON, eso que nadie ve.
y se descalzan.
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16 abr 2008
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Bordeando lentamente la orilla del mar, recorre todo el perímetro de la isla. Vuelve
a leer el texto impreso en la arena una y otra vez; y con cada vuelta lo relee como
si fuera la primera vez que lo hace; y cada vez que lo hace encuentra en esas
palabras la única esperanza que le queda.
La luna comienza a divizarse y el sol a diluirse en el horizonte, ahora debe esforzar
mucho más su vista para leer aquella oración; la arena y el viento provenientes
del mar arden en sus ojos y queman su retina. El cansancio de la caminata y la
locura producida por la inmensa soledad hacen que ya sea una tarea demasiado
ardua encontrarle sentido al conjunto de letras agolpadas que aparentan un
enunciado.
Ya la oscuridad se apodera de todo el paisaje; han desaparecido todos los rastros
hasta ese momento existentes de luz; sin embargo sigue recorriendo de manera
enfermizamente prolija y circular toda la isla sin olvidar ningún fragmento y sin
voltear nunca, jamás, su vista hacia atrás. La debilidad es la nueva protagonista,
y es agobiante su presencia.
En la orilla las olas se desvanecen enjuagando el cuerpo inmovil del hombre que
es descubierto al amanecer. Junto a él se lee la frase: " No te detengas o no me
alcanzarás". El hombre durante su solitaria estadia se dedicó a cumplir la consigna
que lo llenaba de intriga y a la vez colmaba de sentido sus días, pero nunca se
imaginó que la autora de aquellas esperanzadoras palabras había sido su propia muerte.
10 abr 2008
mañanas
Ella sabe que él vendrá (siempre vuelve), como cada mañana; y sin mirarla a los ojos, pronunciará las palabras muertas de cada día. Y que al terminar, rozará la piel suave de sus manos que entregando las migajas del acto consumado, se entregan.
Ella lo sabe, y sin embargo espera esa limosna con la que alimenta el estomago de su alma hasta la próxima visita. Hasta el próximo inerte, incoloro e insípido encuentro, mezcla de espontaneidad y rutina.
El desfiladero de corbatas estampadas, de esas que viajan desde países primer mundistas, y diarios partidos al medio que desangran números de ámbitos más bien financieros que sociales.
Y ella espera, lo espera, con un raro peinado nuevo, en el que él no se detendrá jamás, ni en eso, ni en sus uñas prolijamente coloreadas de rojo. Él no ve. El pide, exige, entrega lo que le sobra y se va, matándola, por las mañanas cada vez que se aleja llevando entre sus manos el único nexo tibio entre ellos.
Ahí viene, lo visualiza a través del vidrio, abre la puerta llevando a cuestas el ceño fruncido que lo caracteriza (que la desvela). Y acercándose a ella y al mostrador que la protege y los separa, pronuncia las palabras mecánicamente estudiadas:
- Buenos días, un café doble, con crema y azúcar por favor.
Luego de la escena, que siempre será la única en la obra que ella escribe, él se retira. Y se la lleva en ese vasito con tapita de plástico, encerrada por 24 horas, hasta la mañana siguiente, cuando la vuelva a ver radiante como siempre, y sólo pueda balbucear, ante tanta belleza, las mismas palabras de siempre.
9 abr 2008
trinchera
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Hay oferta de antifaces con aumento, para los cobardes, miopes de vida.
Frente los canastos de rebaja revuelven violentamente, agolpándose, empujándose, desesperados por esconderse.
Tiran cada uno de una manga de las misma armadura plateada.
Buscan aislarse, de las miradas que ven .
Pero tarde o temprano son descubiertos.
-
7 abr 2008
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Porqué uno tiene las ideas mas intrépidas cuando está por vencerlo el sueño o cuando viaja en alguno de los tan apetecibles transportes públicos cual pieza de tetris, y sin las herramientas
necesarias para inmortalizarlas al menos en un papel?
Serán las vivencias periódicas de cada jornada que nos muestran como puntos inertes que se movilizan en los caminos prefijados por un sistema prolijamente delimitado, en donde combinamos de la C a la D, de la azul a la roja para llegar por fin a Angel Gallardo, en donde los mismos ojos sangrantes disparan una súplica para enfrentar hambres y fríos varios.
Será que en la vigilia que nos encuentra horizontalmente relajados dejamos de ser esa pieza repetitiva para romper al fin con la lógica de lo previsible y así de una vez elegir caminar con la frente alta, sin hundirnos en el túnel, rescatando lo poco que queda de aire en el aire, rescatando lo mucho que queda de humano en esa mirada que implora; será que antes de soñar (in)coherencias y con los ojos entreabiertos logramos vernos desnudos, heroicos y porqueno reales de una vez.
Será también que cuando la movilidad física se restringe a tratar de darle lugar a nuestros pulmones para que la asfixia no nos liquide, y entre tantos otros engranajes también presos del bendito horario, lo que queda es el pensamiento que se zambulle en lugares, personas y recuerdos tan lejanos como incorporados.
Será que en esa lejanía todo al fin se realiza sin limite, en esos terrenos no-espacio/temporales.
Será que habrá que soñar despierto..
.. o despertar cuando aún estamos soñando.
6 abr 2008
pasos
Es un cuento sin tierras lejanas, un cuento sin hace tiempo en aquel reino había un castillo, porque también es un cuento sin castillo.
Sin princesas ni príncipes encantados.
Sin brujas, ni caballeros.
Sin sapos verdes y simpáticos, los sapos nunca son simpáticos, no, en los cuentos tampoco.
Es un cuento sin comienzo, nudo y desenlace, sin protagonistas, sin enemigos ni héroes.
Sin tragedia, sin comedia.
Sin escondites, sin mapas de tesoros enterrados en un jardín.
Es un cuento sin metáforas, ni paisajes iluminados de colores naranjas y azules.
No hay en la historia una banda de sonido para cada escena. No hay escenas.
Porque tampoco hay cuento.
Hay un pie, en un zapato lustrado, con los cordones atados.
Que espera el movimiento de su compañero.
Para dar el gran paso.
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5 abr 2008
4 abr 2008
en el piso
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Sonríe a desconocidos. Transeúnte mareado por el alto contenido etílico de la sociedad que patea el banquito cuando el frío lo ahorca.
Milagro de ojos tristes y vestimenta mal trecha por donde se escapan las aventuras recorridas por los albores de la imaginación, disfrazando la realidad de manos gastadas y suelas finitas.
Rostro de documental que nunca aparecerá en los créditos, salvo que un deudor incobrable de su conciencia le regale un alfajor a cambio de un nombre que seguramente será inventado.
Porque un nombre no lo hace hombre de honor, porque el honor ya no cotiza en la bolsa, porque el honor es un sentimiento, y los sentimientos no se canjean por una frazada y un piso de material que no haya sido transitado por cadetes inertes que corren contra el reloj y los bancos.
Y en medio de la calle que tiene olor a tango saliendo de vidrieras atestadas de ofertas en todos los idiomas, él descansa, con su pelo gris contaminado de ignorancia, porque la ignorancia se pega en el pelo, y sus bolsas rotas llenas de cosas que sólo él sabe si es que sabe, si es que recuerda, si es que quiere recordar algo, porque esa enfermedad de los recuerdos le trae efectos secundarios que atacan directamente su sistema cardiaco- no físico, y eso le duele, más que la ignorancia pegada en el pelo.
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3 abr 2008
el (tu) sol
hay una lucecita,
sentate.
es el sol que se esconde en los adoquines
para que lo veas, vos que pateas piedritas y no ves el cielo.
a vos que te arden los ojos de miedo cuando hay algo que crees mas grande.
algo que no entendes.
porque el miedo no te deja.
preferis seguir mirando el piso,
ahora el sol te mira desde abajo, porque no te va a dejar ir asi de fácil.
no te hagas el sota, abrí los ojos.
sentate, no tengas miedo.
sacudite lo mediocre,
no ves que no es más grande que vos,
mirate al espejo,
mereces sentarte,
y el sol merece mirarte,
dejálo.
volvi y todo era distinto
menos el (tu) sol
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del otro lado
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